Cuando tenía cinco años, Celina Vergara quedó encantada con la foto de una bailarina de ballet que vio en una escuela de danza, enfrente de la casa de su tío. Entonces le dijo a su mamá: “quiero bailar, quiero ser así”.
Una década después, no sólo alcanzó su sueño de ser como aquella hermosa protagonista de la foto. Además, se transformó en una gran bailarina, con una pasión por la danza que deslumbra.
Ahora, con 15 años ganó una preciada beca y es una alumna más de la prestigiosa escuela del Miami City Ballet (MCB). Desde hace dos semanas toma clases, vía Zoom, con las profesoras de esa academia, que le enseñan y guían en danza clásica y contemporánea.
Hace un lustro que es alumna de la Escuela de Ballet de Adriana Soria, profesora y exbailarina del Teatro San Martín. Desde allí participó en el concurso por media beca en el summer del Miami City Ballet School. Su gran desempeño la habilitó para ir a estudiar en el próximo verano a Miami. Sin embargo, la alegría fue aún mayor para la tucumana y su familia (ella es la menor de tres hermanos): Alice Arja, maestra del MCB, los convocó a una videollamada para informarles que quedó tan contenta con Celina que decidió que se sume a las clases, con una beca del 100%.
“Es un gran sueño para mí haber alcanzado esa meta -le dice Celina a LA GACETA, en una entrevista por videollamada junto a Soria-. Anhelaba entrar a una escuela así y nunca lo hubiese podido lograr sino fuese de la mano de Adriana y del apoyo de toda mi familia. Siempre lo vi como muy lejano entrar a una escuela como el Miami City Ballet”. Desde el día de la Primavera pudo acortar esas distancias y hoy es una alumna más del prestigioso ballet estadounidense. “Hasta el momento me fascinan todas las clases y las voy disfrutando un montón”, agrega Celina, con una sonrisa plena, sobre las dos semanas que ya lleva como alumna del MCB.
Soria destacó que Celina es la primera alumna seleccionada de la Argentina. “Para nosotros, los del interior, se nos hace muy difícil llegar a Buenos Aires, nada más. Imagínate lo que es llegar al exterior”, destaca sobre el logro alcanzado. “Es una niña que trabaja mucho. Es muy estudiosa, muy disciplinada, apasionada por la danza”, la describe, y remarca que nunca falta a una clase. Aclara que no sólo hay que tener condiciones físicas para ser una buena bailarina, “sino que también hay que amar la profesión”.
Celina empezó a tomar clases de danza clásica poco después de ver la foto que la maravilló. “Pero el mundo entero de la danza lo conocí cuando, a las 11 años, entré a la escuela de ballet de Adriana. Ahí me terminé de enamorar de la danza y no podría vivir sin ella”, asegura.
La danza siempre estuvo en su familia, desde muy pequeña, porque sus dos hermanos mayores son bailarines de folclore. Pero fue con Soria cuando se dió cuenta de que sólo quería ser bailarina de ballet. “Ese momento fue cuando descubrí que podía bailar en grandes ballets, muchas veces al año. Eso me llenaba el alma y dije que eso quería para mí”, recuerda.
Escuela y vida social
Aparte de las clases a distancia, sigue siendo discípula de Soria, y en el colegio también es una alumna aplicada. “Me gusta cumplir con todo bastante bien”, explica. En cuanto a su vida social, Celina cuenta que le gusta disfrutar de pasar su tiempo con su familia. “Mi vida es la danza, mi familia y el colegio”, resumió.
“En los primeros tiempos de la pandemia me costó mucho, porque extrañaba la escuela y a mis compañeras de danza”, admite la adolescente. “En casa tengo un lugar y si no bailaba me ponía triste. Básicamente la danza me salvó de la soledad y de la angustia que uno puede sentir en estos momentos”, reflexiona.
“Tratamos de mantenerlos a los chicos con las mentes ocupadas, con clases, tratando de que el físico esté en condiciones. Obviamente que no es lo mismo, porque no se trabaja de la misma forma que en la escuela. Nos tenemos que reinventar todos los días. No es lo mismo en la casa agarrado de la pared, de una silla que en un estudio. El piso es duro, no se puede saltar. Hay que ir adaptando las clases. Nosotros tenemos un piso suspendido para evitar las lesiones”, detalla Soria.
Sector en crisis: estudios cerrados
“Es una situación muy triste lo que está pasando la danza en este momento. Está en emergencia. Hay muchísimos estudios que ya cerraron sus puertas. Otros que están por hacerlo y otros estamos tratando de mantenernos como sea. Hay 5.000 familias que dependemos de esto. Somos parte de la cultura, somos educación, somos trabajo, somos salud. La danza es todo eso”, explica Adriana Soria, propietaria de la academia de danzas. “Estamos a la espera de que el COE nos autorice a dar las clases grupales. Estamos habilitados, pero para un entrenamiento individual. Pero no se puede abrir un espacio para una sola persona. Nosotros somos pocos alumnos. Serán seis en una clase y siempre los mismos. No hay un flujo grande de recambio”, explicó.